Principios y Fundamentos
El Tipo de Hombre que Queremos Formar
Desde la antropología cristiana, queremos formar personas creyentes en un Dios único, creador de todas las cosas, teniendo como modelos de vida a Jesucristo, a María y a nuestro santo patrono San Luis Rey de Francia.
La misión del Colegio San Luis de Alba refleja una antropología cristiana que enfatiza el desarrollo integral del individuo, tanto espiritual como académica. Desde esta perspectiva, se espera que los estudiantes no solo adquieran conocimientos lectivos, sino que también desarrollen una relación profunda con Dios y cultiven valores cristianos como el amor, la compasión y el compromiso con la sociedad.
El tipo de hombre que se espera que salga del colegio es uno que esté arraigado en su fe, que sea capaz de discernir la voluntad de Dios en su vida y que esté comprometido con vivir de acuerdo con los principios cristianos. Además, se espera que sea un líder en su comunidad, capaz de contribuir de manera positiva a la sociedad y de influir en otros con su ejemplo y su compromiso con el bien común.
Los Educadores
Los educadores en el Colegio San Luis de Alba deben ser personas comprometidas con los principios y valores cristianos que promueve la institución. Deben ser modelos a seguir que reflejen una vida de fe, amor y servicio a Dios y a los demás. Además, es fundamental que posean una sólida formación académica y pedagógica para brindar una educación de calidad que impulse el desarrollo integral de los estudiantes.
Los educadores deben tener la capacidad de guiar a los estudiantes en su camino de encuentro con Dios, proporcionándoles las herramientas necesarias para conocerlo, escucharlo y amarlo. También deben cultivar un ambiente de excelencia académica, fomentando el crecimiento intelectual de los estudiantes y preparándolos para ser líderes comprometidos con la sociedad.
Es importante que los educadores sean comprensivos y empáticos, capaces de entender las necesidades individuales de cada estudiante y brindarles el apoyo y la orientación adecuados. Además, deben ser colaboradores activos en la comunidad educativa, trabajando en equipo con otros miembros del personal y los padres de familia para promover el crecimiento espiritual y académico de los estudiantes. En resumen, los educadores del Colegio San Luis de Alba deben ser personas íntegras, comprometidas y capacitadas para formar a los futuros líderes cristianos de la sociedad.
La Familia
¨La familia de Jesús, la de Nazaret es la familia-modelo, en la que todas las familias del mundo pueden hallar su sólido punto de referencia y una firme inspiración.¨
Papa Francisco, Diciembre 2020
Esperamos que la familia esta activamente comprometida en el proceso educativo de los estudiantes en el Colegio San Luis de Alba, que los padres compartan y respalden los valores y principios cristianos promovidos por el colegio, colaborando estrechamente con los educadores para facilitar el desarrollo integral de sus hijos e hijas.
Queremos que la familia apoye el crecimiento espiritual de los estudiantes, fomentando la práctica de la fe en el hogar y participando activamente en las actividades religiosas y comunitarias.
La familia también tiene un papel fundamental en el desarrollo académico de los estudiantes, brindando el estímulo y el apoyo necesario para que puedan alcanzar su máximo potencial. Esto implica involucrarse en la educación de sus hijos, colaborando con los educadores para identificar y abordar las necesidades individuales de cada estudiante.
Como ha recordado el Concilio: “Puesto que los padres han dado la vida a sus hijos, tienen la importantísima obligación de educarlos, y por lo tanto hay que reconocerlos como los primeros y principales educadores de sus hijos. Este deber de la educación familiar es de una trascendencia tal que, cuando falta, difícilmente puede suplirse. Es pues, deber de los padres crear un ambiente en la familia animado por el amor, por la piedad hacia Dios y hacia los hombres, que favorezca la formación íntegra personal y social de los hijos. La familia es, por tanto, la primera escuela de las virtudes sociales, que todas las sociedades necesitan”.
Gravissimum Educationis, sobre la Educación Cristian, del Concilio Vaticano II.